En el centro de Dajla una media luna de haimas hace las veces de anfiteatro, en el que mostrar un espectáculo extraordinario: durante varias horas comunidades de diferentes campamentos de refugiados demostraban su cultura y costumbres, bailando y recibiendo a los visitantes bajo la carpa tradicional.
Nómadas, camellos, resistentes de la guerra contra Marruecos y mujeres que han mantenido la vida en los campamentos durante los duros años de confrontación bélica, comparten escenario con los actores del cine español, los visitantes solidarios y una delegación del Circo Social que viene…
Un ejército de narices rojas invade el zoco de las culturas rodeado de montañas de niños/as saharauis que persiguen los zancos de Andrea y Anselmo, el caballo de Lokonuk y la magia de Pablo. Abrazamos a los militares, actuamos para las compañías folclóricas, y acabamos subidos en los camellos… Cuando el acto acaba, improvisamos una clase de acrobacias con niñas y niños, que se levantan sobre mis hombros con la V de victoria formada en sus dedos y tatuada en su sonrisa.
Docenas de cámaras de televisión registran esta Mini Expo del mundo árabe, en la que durante un día los campamentos saharauis se convierten en la asamblea general de las naciones unidas, en la esperanza.
Dos horas de payasadas rebeldes dentro del mejor festival de cine del mundo, el FISAHARA, 2 horas que se convierten en una promesa de futuro: regresar pronto a este rincón del mundo donde la justicia está esperando a levantar el vuelo, donde la humanidad duerme bajo promesas vacuas de políticos corruptos, donde la libertad está tan lejos como las costas que les han robado al pueblo saharaui….
Durante dos horas la risa de este pueblo llenó el desierto de primaveras nuevas.